La argumentación entorno a la narratividad en la enseñanza de la historia se va a sustentar en el supuesto de que los seres humanos le damos sentido a la vida mediante la configuración narrativa, la cual se expresa en una trama o historia, y corresponde a un carácter narrativo propio de la historia acontecida. “Narrar y aprender historia”: Julia Salazar Sotelo, pág: 35
El propósito principal de la narrativa en Historia es que todo acto narrado, el cual habla sobre lo sucedido en algún momento de la historia está basado en el recurso de los vestigios o recuerdos dejados por la acción humana y sus participantes, de esta manera todas las historias que se reviven renuncian a lo real del pasado y comienzan a hacerse presentes en la actualidad.
Es innegable poder actuar o enseñar la historia a partir de cero, aun cuando mucha gente cree que se pudiera comenzar a aprender historia sin saber nada acerca de nuestros antepasados, sería difícil llegar a una conclusión sobre algún hecho, más aun cuando a ciencia cierta no tenemos datos fidedignos que nos aclare todas las dudas que surgen sobre hechos históricos o personajes de la historia, es aquí cuando surgen varias versiones, presentando una serie de límites entre lo “realmente sucedido” o “lo ficticio”, que es una situación que constantemente lleva a una de las grandes controversias a las que ha estado sometida la historia desde la antigüedad. Y aunado a esto las diferentes versiones que surgen al respecto de personajes que ante nuestros ojos, parecieran ser héroes de los cuales podríamos tomar su ejemplo y seguir avanzando pero… ¿qué pasa cuando de pronto aparece alguien que nos muestra la otra cara o el lado oculto acerca del mismo personaje? Es en ese momento cuando nos envuelve la duda y queremos dejar de lado la enseñanza de la historia. Y que interesante es entonces, saber encontrar el equilibrio y la buena elección acerca de la versión que más se acerque a lo que en esos momentos deseamos encontrar.
El uso de la narrativa como recurso de enseñanza, en un principio parecía método tradicionalista, ya que era usado únicamente como breve relato sobre algún suceso histórico, perdiéndose en el simple momento de la clase, hoy en día y conforme avanzo de manera personal en la lectura del libro de Julia Salazar Sotelo, me doy cuenta del gran recurso que es y que tenemos oportunidad de usar, siempre y cuando lo empleemos de la manera correcta y sabiendo de antemano datos coherentes sobre el hecho que se está analizando. Esto permite aumentar el grado de interés que el grupo le imprima a la clase, lograremos que perduren en ellos una serie de acontecimientos o hechos, incluso datos, fechas, lugares o nombres de personajes que difícilmente olvidarán, esto gracias al buen uso de la narrativa, empleado primeramente por el maestro, más adelante y gracias al buen ejemplo del maestro lo lograran los alumnos, dando cuenta una vez más de empeño y perseverancia que cada uno de los docentes le imprimen a su labor.
De esta manera se abre un nuevo abanico de oportunidades acerca del uso de la narrativa en la enseñanza de la historia, sobre la manera correcta para ser utilizada y sobre las ventajas que obtendremos con este método, siempre y cuando sea aprovechado de la manera correcta y con información confiable a la mano, no dejando de lado la imaginación, que servirá como trampolín en la búsqueda del interés de los alumnos
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